Costó un poco decidirse, pero al final lo hizo.
Cruzó esa puerta que daba a la sala, ahí lo esperaba todo el grupo.
Entró de forma silenciosa y mirando hacia el suelo. No podía más de su verguenza
Cuando se sentó, tomó valor y miró al grupo, todos estaban esperando a que dijera algo.
Estaba asustado por dentro, pero esa voz le decía que ya era tiempo, no podía esperar ningún segundo más.
Su mente no dejaba de repasar el orden de sus ideas.
- ...estoy aquí porque necesito ayuda, mucha ayuda...tengo que confesar que maté a mi hermano, en mi corazón...y necesito sanarme...quiero sanarme.
Al final terminó de decir lo que tanto le costó sacarse por este tiempo
Hubo un silencio muy violento aunque breve y algo conmovedor también
-Estamos aquí para ayudarte, Francisco. No temas.
Lo que debes hacer es confiar en el Dios del cielo
- El ya había escuchado eso antes, se dijo...pero esta vez el dolor era real
Secó el estero de lágrimas que le produjo su confesión y decidió cerrar sus ojos y apagar su alma por tan solo 3 segundos...los 3 segundos más oscuros de su vida.
...y cuando los volvió a abrir, no podía creerlo, sintió una nueva luz y un nuevo color , era el gozo , un nuevo gozo
Ya no había nadie allí, las sillas estaban vacías, nunca hubo grupo, nunca había entrado por esa puerta
Terminó de orar y se acostó en paz.
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